30 diciembre 2007

Gerardo María Aguilar Tagle

E
Existen muchas formas en las que el recuerdo de algún conocido o familiar se instala en la memoria. Gerardo María Aguilar Tagle no fue mi amigo desde la infancia, ni compañero de colegio, ni de profesión. Gerardo fue una de esas amistades que extrañamente se adquieren en la adultéz, cuándo el mundo de las personas pareciera estar construido y delimitado; y sin embargo nos dimos la oportunidad para que ésta floreciera. La sembramos aqui, en la red.
Posterior a una noche que aprovechamos Monik y yo marchándonos de solteros a disfrutar de nuestra presencia, nuestra charla y paladear los sabores de algún restaurante de la Condesa, del que salimos entrada la noche y con cuerda para la diversión, pero sin tener definido un lugar donde parar. Camino a casa la casualidad permitió que me desviara de la avenida Insurgentes, sobre Baja California, entre la charla y la sonrisa de Monik descubrimos el rótulo que anunciaba al Ruta 61, ante mi pregunta sobre arriesgarnos a la visita, mi amada compañera asintió: -Entremos, finalmente lo importante es que lo descubriremos juntos-
Asi entramos al sitio, sin saber que pisabamos la misma Catedral del Blues en la ciudad de México. La banda sonaba con una calidad pocas veces disfrutable en un bar, el nombre de la misma nos parecía de un ludísmo rayado en lo absurdo; Las Señoritas de Aviñon. Entre copas y rolas andaba un tipo disparando a diestra y siniestra su cámara fotográfica. Era evidente que disfrutaba capturar imagenes de la banda y de los parroquianos, al mismo nivel que disfrutaba la música producida por la banda y el whiskey con el que de vez en vez humededecía el paladar. Algún gesto que acompañaba a su casi permanente sonrisa me recordaban al personaje de la ancestral serie de televisión Los Locos Adams, al mismo galán Homero Adams, aquel que era seducido por las frases que en francés solía pronunciar Morticia.
Cuando la segunda banda, Vieja Estación, interpretaba alguno de los blues que mas disfruto (quiero creer que era The thrill was gone) el personaje se nos acercó y sonrisa mediante pidió anuencia para fotografiarnos; Monik que es una incrédula y yo que ya había sacrificado mi alma, seguros de que no podría capturar alma alguna, aceptamos.
-¿Dónde he visto a este tipo?- fue una pregunta que rondó nuestra mesa por el resto de la noche. Ya iniciada la mañana salimos con toda y nuestra alegría del bar y nos dirigimos a casa. Antes de que el sol anunciara formalmente el inicio de la mañana sabatina, creí recordar algo. Me levanté y busqué entre los casí fosilizados acetatos y vinilos de 33 revoluciones, pero no encontré nada. Seguimos asistiendo, casi religiosamente, al bar.
Pasaron los días, hasta que de forma causal, disfrazanda de casual, encontré la página del Ruta 61 y ahí la liga al blog de La Estufa Divina, leí algunas líneas y debí retirarme por asuntos meramente mundanos, entre otros, la hora de la comida.
La imagen del fotógrafo y el nombre del blog se habían estacionado en el hemisferio cerebral, justo donde inconciente y desordenadamente guardo las cosas relativas a la memoria. De súbito recordé parte de la historia contenida en una rola, donde una calenturienta muchacha cree descubrir, en el piloto de su estufa al mismísimo "Espíritu", y no precisamente el de San Luis, para desilución de Lindberg, sino el Espiritu Santo en persona, ese que según la tradición, pintó de cornudo al tal San José de Costa Rica, cubriendo la falta con el inició de la mítica virginidad mariana.
El fenómeno recordatorio también trajo el tararéo de alguna rola, dónde escuchaba, como disco rayado una frase: "No voy a votar, no, no; en los comicios y algo más, voy a cambiar la tornamesa de lugar..." ignorando el inicio, el nombre y el final de la mísma.
Con ella apareció la imagen de un tipo vestido de sacerdote católico cantando algunas rolas cuyas letras y ritmos no recordaba, pero que me arrojaron finalmente un nombre: Mama Z.
Con las horas los recuerdos, aunque vagos aún, trajeron más nombres; Botellita de Jeréz, Rockotitlan, el Hotel de México, el Altillo, y muchos más.
Recordé con el paso de los días dos cosas más; la cara de mis amigos cuando, tocadiscos de por medio, les hacía escuchar la rola antes recordada; Parir Chayotes, y les preguntaba si no la consideraban un himno al amor. Nunca lo entendieron, de hecho sigo creyendo que se requiere de un espíritu verdaderamente lúdico y un mínimo de bagaje cultural para disfrutar los trabajos de los Mamazitos.
El siguiente recuerdo recuperado fue del poseedor del 50% de mi infinito nepotísmo; Ricky, la otra mitad pertenece a Axel; mis amados hijos.
Una mañana dominical Monik y yo decidimos levantarnos un poco más tarde, escuchamos al niño (hooligan en ciernes) que recién había aprendido a caminar, bajó de su cama y se dirigió al librero donde colocaba mis discos, tiró algunos al suelo y divertidamente se paró sobre los discos, imitando a Nureyev.
Al levantarme y descubrir la escena, su sonrisa me mostró que Ala es dios y Mahoma su profeta, esta divina visión evitó que me conviertiera en un moderno Herodes, sin embargo vislumbré las razones del hijo de Antípatro el Idumeo.
Las perdidas de tal batalla fueron numerosas y bastante dolorosas, mi Pearl Harbor resultó, entre otros discos destruidos, el de Máma Z y el Ombligo de la Luna de Luis Pérez. Sin hacer mención de mis discos italianos.
Entre mis recuerdos volvió el de la sonrisa del fotógrafo de Ruta 61, sin duda era la misma que la del santo cantante-oficiante de algunos lústros atrás.
Por esos días hice caso a Manolito Dávila y aperturé mis blogs, iniciando los comentarios en el blog de quién hasta entónces supe se llamaba Agustín Aguilar Tagle. Curiosamente quién contestó algunos de mis comentarios fue Tlacuiloco, asi conocí su blog e iniciamos un intercambio de comentarios.
Algunas semanas más tarde, cuando las visitas sabatinas al Ruta 61 se tornaron parte de la diversión de fin de semana, asistí en compañia de mi hijo Rick, en alguna charla con mis amistades debió escuchar algo que despertó su curiosidad por conocer el lugar y escuchar al guitarrista de las Señoritas de Aviñon, el señorito Octavio Herrero.
Era la primera vez que mi hijo y yo tomabamos una copa, él me hacía algunos comentarios sobre la técnica de Octavio y las diferencias con la forma de tocar de Santiago, en esas disertaciones ponía toda mi atención, intentando comprenderlas, cuando pasó junto a nuestra mesa un tipo enmezclillado y pelo largo.
Pensé en Agustín con peluca. Cuando volvió a pasar junto a nosotros le pregunté: -¿Tú eres Tlacuiloco?- Por respuesta me obsequió una sonrisa y extendió la mano: -Tú eres....- -Axel- completé la frase.

De inmediato se dirigió a mi hijo y le contó muchas lindeces sobre mi persona, aunque varios de los calificativos empleados para describirme me eran absolutamente desconocidos, me hizo sentirme orgulloso de la persona que describía.
Adopté las flores con todo y maceta. Sonriendo remató con un; -Cuídalo mucho!- -Ahora charlamos un poco Axel- dijo en tanto se dirigía a su mesa.
Minutos mas tarde Maru su esposa y Luz su sobrina, conversaban con nosotros, como si nos conocieramos de mucho tiempo antes.

Mi hijo estaba gratamente sorprendido, y su sorpresa aumentó cuando le confesé que era la primera vez que nos estrechabamos la mano e intercambiamos saludos. Seguimos escuchando la música, el ambiente se habia tornado mágico, casi inverosimil.
Debió subir Rick al sanitario, las bebidas exigian el acostumbrado tributo al mingitorio; cuando volteé, en la mesa de junto estaba un tipo semisentado, con los codos apoyados sobre la mesa y deteniendo su cara entre las manos; al encontrarse nuestras miradas sonrió, con es mirada infantil y pícara que se dibuja en la cara de Jaime López. Una vez más, intercambio de sonrisas y saludos.
Minutos antes Gerardo me había anunciado que lo esperaba.
Cuando terminaron de tocar los músicos de las Señoritas de Aviñon, Octavio, que ya nos veía como parte del reciente inventario del bar, se acercó a saludarnos, en ese instante Gerardo desde su mesa expreso: -Axel sabe más de Mamá Z que tú- , evidente broma, ya que el guitarrista es cofundador de Máma Z.
La velada continuó intensa, cerca de las tres y media mi hijo y yo nos despedimos, dejamos a Gerardo con su compañera y amigos en pleno disfrute. Después nos entereraríamos que Gerardo había pulsado la guitarra para interpretar un par de rocanrroles. Lamentaríamos no habernos quedado más tiempo (La foto del principio del post me parece que es de ese día).
El humor nos permitió disfrutar en varias ocasiones, pero las charlas sobre los temas sustantivos siempre estaban presentes, désde las diversas ópticas. En los siguientes tiempos asistimos a concentraciones políticas.
La forma de ser y los compromisos de ambos impidieron en más de una ocasión la asistencia al teatro o al cine; ya que yo generalmente cuando tengo un tiempo, llamo a mis amigos y en ese instánte programamos algo, en cambio él, debido al cuidado que requiere su padre, no podía tomarse ese tipo de libertades.
Sin embargo al finalizar la marcha en la que se decretó el plantón de Reforma, aceptó acompañarnos, con todo el grupo de Contreras (algunos de actitud y otros de apellido) a nuestra casa, la cuál siempre hémos tratado la hermosa Monik y este su charro vengador de hacerla la casa de todos.
La amistad mostró los brotes propios del cultivo; llamadas teléfonicas, visitas con cierta frecuencia e incluso una invasión gourmet-punitiva en busca del Perfecto Chile en Nogada a las tierras de la antigua Tlaxcalla, dónde David "Tlacaelel" Contreras y su bella familia nos recibieron como solamente ellos saben hacerlo.
En una de las visitas a casa, pidió a mi hijo Rick que le mostrara sus adelantos en la guitarra, y después de escuchar algunos acordes se volteó y me dijo; -Quiero tocar con ellos, me gustaría escuchar mis rolas al ritmo de los jóvenes- y se dirigió a Rick; -Invítame a tus ensayos, quisiera juntar una banda, pero de chavos, y tocar en algunos sitios-
Días después me dio un Cd para que los muchachos lo escucharan, el tiempo impidió dicho proyecto.
En julio de este año que agoniza, recibí una llamada de Gerardo, planeamos algunas cosas, charlamos un buen rato y cuando parecía que terminabamos la plática, me dijo que quería hacerme algunas preguntas sobre algunos cambios en su estado de salud. Me preocupó lo que me contaba, y debido a ciertos compromisos míos, practicamente le supliqué que fuera de inmediato al consultorio de Monik, cosa que prometió hacer. Hablé con Monik y le informé de los antecedentes que por teléfono me habia descrito Gerardo, coincidimos en que podría ser algo serio...
Fue en esas circunstancias como se inició nuestra cara amistad, misma que nos llevó a conocer a otra serie de personajes que también eran atraídos por el magnetísmo y la sonrisa franca de Gerardo y su Marugenia, y a andar por varios caminos; marchas llenas de esperanza, protestas donde desfogabamos nuestra frustración política y alimentamos el deseo del cambio, charlas donde había cabida y respeto para quienes disentían o mantenían una posicion de crítica. Amistad que creció al amparo de la comunión del pan. el vino y la sal compartidos.
Tenía una forma de hacer sentir bién a la gente, a cada llamada respondía con un; "Estaba pensando en ustedes, les iba a marcar ahora mismo", lo que me hizo creer en mis poderes adivinatorios.
En alguna de esas llamadas me dijo que celebraba su cumpleaños y me expresó el deseo de ir a Tlaxcala, en pos de la Santa Nogada, ante la imposibilidad de ir, le dije que le haría un obsequio, tras aguantar una serie de preguntas acerca del mismo, le dije que sería algo para comer.
El día acordado debi atender algunos compromisos, asi que recibí tres llamadas de él, la última informándome que saldría a la esquina, pero no tardaría, por sí yo llegaba en ese lapso. Ya por la tarde, cuando finalmente llegué a su casa, su cara se iluminó y afloró una enorme sonrisa al descubrir que el platillo que le llevaba era una ocurrencia mía, un sustituto de los chiles en nogada, calabacitas rellenas y bañadas en salsa de nogada.
El día seis de diciembre pasado le llamé y después del protocolo antes descrito, y ante nuestra insistencia que visitara al médico tratante para que analizara el desarrollo de su operación, me dijo que marcharía el sábado 9 a Acapulco.
El el 13 llamé a Acapulco, un sorprendido Jerry me contestó que su padre aún se encontraba en México. Algunos días más tarde le volví a llamar, ahora a su casa de México, me anunció que esta vez sí iría a Acapulco, para que posterior a su visita al doctor, poder arreglar su residencia de vuelta en el puerto.
Me explicó que el ácostumbraba vivir por ciclos de más o menos tres años en cualquier lugar, se consideraba un nómada.
(Videoclip en forma de modestísimo y respetuoso homenaje al amigo Gerardo. Con fotografías propias y colectadas de su blog ( http://gerardomaria.blogspot.com/ ) y del de su querido hermano Agustín ( http://www.ruta61.blogspot.com/ ) : montadas sobre la rola de Charly García (Seru Giran) "Canción para mi Muerte", el la que palabras o menos el autor canta sobre como le gustaría esperar el destino último de todo ser viviente, ignoro si él la conocía, pero a mí me parece que que la rola posee un poco del espíritu lúdico de Ger )
El sábado 16, aunque algo tarde, decidí visitarlo. Lo encontré animado con su viaje, aunque reportó molestías. Hicimos algunos comentarios sobre su régimen alimentario, tomamos café y, y acordamos desayunar la mañana siguiente. Después del desayuno viajaría a Cuernavaca, donde arrgelaría asuntos pendientes antes de continuar a Acapulco. Cuando me despedía me dijo picaramente;
-Axel, cometí un pecadillo por ahi, Maru y yo festejamos nuestro aniversario y comí pastel de chocolate, pero ya mañana se lo contaré a Moni-
A la mañana siguiente le llamé para anunciarle que pasaríamos por ellos, pero se excusó diciéndome que le habían ofrecido llevarlo a la terminal de autobúses, y que quería aprovechar el tiempo para ordenar todo. Quedamos de festejar su regreso con una comida. Monik que había escuchado la charla telefónica, les volvió a marcar para despedirse de ellos y desearles buen camino. Cuándo habló con Gerardo, el le comentó que tenía algunas molestías digestivas, sin embargo él insistió en que se debían al pastel.

El viernes 21 Monik me preguntó si tenía algunas noticias de Gerardo, llamamos al teléfono celular, no obtuvimos respuesta.
El sábado 22 me levanté raramente temprano y vine al ordenador con la intención de leer algunos blogs y quizá escribir alguna cosa en los abandonados blogs míos. Lo primero que abrí fue Ruta 61 y la liga de Agustín Aguilar, dónde anunciaba la desaparición de su querido hermano; la lectura me dejó paralizado, llamé a Monik y de igual forma se sorprendió. Nos abrazamos, sin saber que decir ni que hacer.
Solamente pude llamar y expresarle a Agustín nuestra solidaridad.
Con los días sucede algo extraño, no podemos hablar en nuestra casa de Gerardo en tiempo pasado.
Constantemente viene a mi mente su imagen, con esa sonrisa pícara del infante que ha hecho alguna maldad.
He llegado a pensar que su desaparición es una broma, o bién que terminado su ciclo, nos encontraremos en alguna marcha o en un plantón, para que al término de éste vayamos a arreglar el mundo en medio del la comunión del pan, la sal y una copa de whiskey.
Por lo pronto Gerardo, no faltes el 18 de enero al Ruta 61.

24 diciembre 2007

Adios Amigo!

17 noviembre 2007

Delincuencia Organizada, policia desorganizada...

Abrí la puerta tras acudir al insistente llamado del timbre. -Ahi le hablan mae- dijo uno de los albañiles, señalando al policía.
Salí y de inmediato el oficial me enteró que teniamos un grave problema;
-Sus andamios estorban el paso de la gente por la banqueta, es una falta admistrativa y me voy a llevar a los señores ante el juéz cívico-
Ese sábado resanaríamos y pintaríamos la fachada de la casa, para tal efecto había rentado un par de andamios de metal, y le había pedido a los albañiles que señalaran el área de trabajo con cinta plástica amarilla, justamente para advertir a los peatones de los trabajos que se realizarían. Por supuesto que el policía magnificó cualquier falta en la que hubiéremos incurrido, sin duda alguna su intención se centraba en hacer laxa su "autoridad" mediante alguna dádiva ecónomica; cosa que por otro lado yo no estaba dispuesto de forma alguna a aceptar.
Ante mi negativa, el policía llamó a su compañero, que hasta ése momento había permanecido en la patrulla y tras intercambiar algunas consideraciones con el primer oficial, se acercaron y me informaron que en sagrado cumplimiento de su trabajo, procederían a llevarse a mis dos albañiles ante el juez mixto de paz.
-En todo caso oficial-aclaré-debe llevarme a mi, ya que ellos solamente obedecen las instrucciones que les he dado-
Sorprendidos, me pidieron que subiera a la patrulla, cosa que no acepté y señalé a mi automóvil que estaba estacionado unos metros más adelante. Acordamos que los seguiría.
Sin embargo en cuanto iniciaron marcha y yo detrás de su patrulla, advertí por el espejo retrovisor que otra patrulla se detenía frente a mi casa, razón por la cuál decidí dar marcha atrás y volver.
En efecto, la escena y los discursos se repetían con los nuevos patrulleros. Cuando reiniciaba mi explicación, volvió la primer patrulla, el uniformado descendió con el ceño fruncido e interrumpió mi discurso, interponiéndose entre el segundo policía y yo.
Pedí a los jóvenes trabajadores que abrieran la puerta del garage y de inmediato metí mi automóvil. Regresé con los policías y les mostré la solicitud del permiso para realizar la obra debidamente requisitada ante la Delegación Política. La leyeron los dos, y uno de ellos de me pidió el "permiso" o la respuesta a mi solicitud.
En vano resultó mi explicación; que debido al poco metraje de la obra de marras, el funcionario de la Delegación me informó que no era necesaria la solicitud ni el "permiso".
El conductor de la primera patrulla se bajo y jaloneó a uno de los albañiles, quién envalentonado retó a golpes al oficial.
Debí intervenir y ordenar a los albañiles que ingresaran a la casa.
En cuanto cerré la puerta, para volver con los policias, llegó una camioneta de policía más.
Dos patrullas, una pick-up y 8 policias celosos del puntual cumplimiento de la ley, se enfrentaban furicos a los "razonamientos" de un ciudadano común y silvestre, que unicamente pretendía darle mantenimiento a la fachada de su casa.
Ante tal situación y recordando mi pasado "priista" decidí cambiar de estrategia. Les mencioné que como profesionístas, mi esposa y yo participabamos de forma voluntaria en las jornadas de salud que organiza nuestro delegado "perredísta", y rematé preguntándoles sobre la necesidad de llamarle telefónicamente e informarle de "mi problema" para que me diera algún tipo de orientación.
La estrategia produjo resultados; uno de los últimos policías en llegar, y que al parecer era de mayor rango que los demás, se dirigió al resto;
-Compañeros hay que prestarle apoyo al compañero ciudadano- y se volvió a mi; -Aqui los compañeros se darán sus vueltecitas para auxiliarle en lo que se le ofrezca-
Patrullas y policías sobre ellas se retiraron, los albañiles por fin podrían realizar su trabajo. Ese sábado fui el héroe de mis trabajadores.
Transcurrió el tiempo, durante el cuál, en varias ocasiones fui visitado por el policía que conduce la pick-up, siempre intercambiamos amables saludos, el désde su patrulla se detenía y tras el saludo me preguntaba sí se me ofrecía algo, en una ocasión me dió una tarjeta con un número célular anotado; el teléfono del sector, por si teníamos alguna emergencia.
Nuestra vida transcurrió dentro de un ambiente de seguridad, hasta cierta amistad con la policía habíamos podido desarrollar.
Esta seguridad se volvió motivo de presunción, debido a que, en por lo menos tres ocasiones nos llamaron a la puerta; una para avisarnos que en la cajuela del automóvil (estacionado sobre la acera) habíamos olvidado las llaves. Las otras dos llamadas a la puerta fueron por motivos semejantes; las llaves olvidadas sobre alguna de las puertas de casa.
En verdad nos sentimos resguardados e incluso apapachados por nuestros vecinos. Con la salvedad de aquellos que me señalan por mis preferencias políticas o por el aspecto estrafalario de los amigos de mis hijos, y quiza por el estruendo ocasionado por los ensayos de sus bandas.
Lo único que rompía nuestra tranquilidad era el puntual llamado dominical a nuestra puerta (a las nueve de la madrugada!) por los persistentes "Testigos de Jehová", que con el invento de una estrategia nos evitó que el trato se tornara ríspido y prolongado y que las visitas fueran menos frecuentes; nos turnamos los miembros de la familia, con fingida amabilidad les informábamos que más tarde vendría la abuelita a leernos las "buenas nuevas" de hace dos mil años. Se despedían inmediatamente, complacidos, sonrientes y amables; por otro lado despechabamos el asunto en segundos y nos evitabamos bizantinas e inútiles discusiones sobre la cristiana mitología y sus truculentas interpretaciones.
Este fïn de semana las cosas cambiaron; me quedé dormitando frente al televisor de la recámara. Perdí la noción del tiempo, el sonido del teléfono me despertó a media noche, no encontré una extensión cerca de la cama. Debí levantarme y a medio camino rumbo al estudio la señora del servicio finalmente contestó. Aproveché para cambiar de destino y llegar al sanitario. Adormilado, medio entendí que era Monik quién llamaba. Instantes más tarde escuché el ruido que hace la puerta cuando abre.
Pensé que finalmente llegaba Monik del taller de estética al que había asistido en compañia de otras doctoras, cosa que me permitió usar mi malestar de pretexto y permanecer en casa. Finalmente podríamos dormir tranquilamente hasta el domingo, los jóvenes habían logrado el permiso de pernoctar en casa de alguno de sus amigos.
Salí del baño y esperé algunos minutos al final de la escalera, para sorprender a Monik cuándo subiera.
Y subió corriendo, gritando, agitada, precupada;
-Nos asaltaron, nos asaltaron!-
El sorpendido fui yo, antes de obtener alguna respuesta a mis preguntas, ella volvía con el duplicado de las llaves del auto. Bajamos juntos, abrimos el garage y metió el auto.
Entonces con el miedo dibujado en el rostro y la piel transparente me explicó, sin pausa alguna:
-Llamé a casa y Doña Vicky me dijo estabas dormido, así que le pedí que saliera y me acompañara a dejar a Su.-
-Cuando llegué frente a la casa me estacioné sobre la banqueta, subió doña Vicky al auto e intenté llamar a Rick y a Axel para saber como estaban-
-Se estacionó un auto junto a nosotros del cuál bajó un jovencito que pensé era amigo de nuestros hijos y cuando le regresaba el saludo me encañonó con una pistola y trataba de abrir la puerta, mientras por el otro lado un muchacho más, gritaba e intentaba abrir la otra puerta-
-¡Todo esto en tanto hablaba por teléfono con Axel!-
-Me pidió la bolsa de mano y se la dí, intentó quitarme el celular y se lo jalé, le dije que no se lo daría-
-A gritos me exigía la las llaves del auto, nos se las dí, le dije que se fuera, que no los siguiría-
-Entonces volteé y vi su cara enardecida y sentí el cañon de la pistola sobre mi cabeza, tomé las llaves y se las dí-
-Justo entónces volvieron al automovil rojo y se marcharon a toda velocidad-
En esta parte del relato Monik lloraba y se estremecia entre mis brazos. El rencor, la culpa, la impotencia se arremolinaron en mi mente, pedí un teléfono y llamé primero al número de emergencias 060; uno, dos... diez intentos y ninguna respuesta.
Recordé la tarjeta entregada por el policía de la pick-up, la pedí y marqué el número, la respuesta fue contundente, una grabación anunciaba; "El número que Ud. marcó no existe..."
Colgué e insistí al 060, finalmente una soñolienta voz femenina me respondió, preguntándome por el motivo de mi llamada. Le explique de la forma mas sintética posible, repitió mi nombre, teléfono y domicilio para asegurarme que de inmediato llegaría el auxilio a mi casa.
Antes que cualquier policía, llegó el esposo de Su, Héctor.
Monik aún temblorosa hacía el recuento de las pérdidas; dinero, agenda, bolsa, tarjetas... cuando hiló; las llaves y las identificaciones!
Un nuevo motivo de angustia se sumó; la posibilidad de que regresaran, de que nos atacaran en casa, del secuestro.
No resultaban convincentes las argumentaciones que dabamos sobre la escasa posibilidad de que eso sucediera, ya que la experiencia sobre el modus operandi de ese tipo de delincuentes observa que después de tomar los objetos de valor, el resto lo arrojan a la calle, incluso muy cerca del sítio del ilícito.
El esposo de Su, el buen Héctor, propuso que caminaramos una o dos calles para intentar recuperar algunos de los objetos, que según nosotros habrían arrojado por ahí. Preparé té para las alteradas damas y salimos en búsqueda de los objetos robados.
A media calle encontramos a un cuarteto de policías, les pedí auxilio, que reportaran por radio el automóvil de los asaltantes (Monik había anotado las placas), pero la respuesta fue tajante;
-No tenemos radio mi jefe, además estamos auxiliando a la jóven que parece estar drogada-
En efecto, en la acera de enfrente y a la puerta de un prestigiado y piadoso colegio, producto quiza de una de las famosas "Noches Coloniales" se encontraba una jovencita llorando, semirecostada sobre el piso y con evidentes efectos de alguna sustancia sobre su organísmo.
Entendí; la emergencia y en su caso, la recompensa; además lo delicado del caso requería de la absoluta pericia del cuarteto de guardianes del orden. Seguimos a la búsqueda, entre los matorrales Héctor encontró un par de carteras, sin dinero, pero con identificaciones de sus propietarios, quiénes seguramente habrían sido asaltados. Cerca de 30 minutos empleamos en la búsqueda, al volver a casa y justo cuando estaba cerrando la puerta, pasó una patrulla, sin luces, hizo alto. el conductor y único ocupante nos observó, salí y le dí los datos del auto de los delicuentes, una vez más, la patrulla carecía de radio... pero me aconsejó:
-Sí tiene los datos y tiene tiempo, vaya a la agencia del ministerio publico e inicie una averiguación- dicho lo anterior reinició la marcha se se perdió entre las calles.
Casi tres horas después de tan penosa experiencia, Su y Héctor volvieron a su casa. La policía nunca se presentó en lugar del ilicito.
Nosotros tratamos de correr todas las cerraduras, tranquilizar telefónicamente a los hijos e intentar dormir. La noche fue de sobresaltos para Monik, hasta que el abrazo nos proporcionó calidéz y seguridad. Finalmente pudimos dormir un par de horas.
El sábado nos despertó con las preocupaciones; las denuncias, el cambio de chapas de casa y de los consultorios, las del auto, etc.
Recién salíamos de la ducha para preparar nuestro día, y el teléfono sonó: lo contesté, una voz masculina preguntaba sobre la señorita Mónica, sin contestar, permití que continuara hablando;
*decía ser el propietario del automóvil en el que la noche anterior habían asaltado a la señorita;
*que a él, horas antes habia sido secuestrado junto con su esposa;
*que los traían agachados en el asiento posterior, saquendo sus tarjetas en los cajeros
automáticos;
*que los delicuentes hacían tiempo para después de la doce de la noche, pudieran volver a sacar dinero de los cajeros;
*que en ese tiempo habían visto el auto estacionado con varias mujeres a bordo y en ese instante habían decidido asaltarlas, para poder cambiar de auto y de víctimas;
*que en la madrugada, después de volver a obtener dinero de los cajeros, finalmente los habían dejado libres, sanos, salvos y dentro de su automovil en alguna zona de Ixtapalapa;
*que habían denunciado los hechoa ente la agencia del ministerio público correspondiente
*y que al revisar su auto habían encontrado llaves, identificaciones, y la agenda de Monik, atreviendose por ese motivo a llamarnos, con el fin de hacernos entrega de los objetos mencionados para nuestra tranquilidad.
Con muchas dudas, después de expresarle que los objetos pertenecían a mi esposa a quién había internado en el hospital por crísis nerviosa (mentira defensiva), conviné con él en citarnos en la Agencia del Ministerio Público de la Delegación Benito Juárez.
Con cierta dósis de miedo e incertidumbre, me apersoné en el lugar convenido. Se me acercó un hombre bién vestido, de alrededor de cincuenta años de edad, y preguntó por mi nombre. Asentí y dejando de lado cualquier tipo de ceremonias, me mostró una bolsa de plástico de color negro y repitió la historia que me había contado telefónicamente.
Acudimos con el juez mixto de paz, quién se negó a dar fe de la entrega y recepción de los objetos.
Fuimos con al egente del ministerio público, quién también se negó, argumentando que;
"-los objetos forman parte de un ilicito, por lo que deben ser entregados al agente de Ixtapalapa que inició la averiguación, como parte de la misma; -pero si quieren, dijo, pueden hacer entrega personal, siempre y cuando redacten un recibo, anexen sus respetivas identificaiones y lo firmen al calce, quedándose cada quién con una copia del mismo.- " Así lo hicimos finalmente, ademas del recibo y su identificación, le pedí una copia de su averiguación. Acepté ir al domicilio del extraño y ahi redactamos el recibo y me hizo entrega de las cosas de Monik.
Los ciudadanos tomamos un atajo, fuera de las instituciones para restañar alguno de los daños causados por la delincuencia, y agravados por las "instituciones" que nos brindan seguridad.
Ya habíamos decidido no hacer denuncia alguna, pero entre las cosas recuperadas no esta la llave del automóvil, y las llaves de casa y de los consultorios que recuperamos han pasado por las manos de un extraño.
Hoy lunes he cambiado algunas chapas y combinaciones, lo que aumenta el costo del asalto; y en cuanto el trabajo nos permita, iremos a hacer la denuncia correspondiente; lo haremos como un acto de protección jurídica contra cualquier tipo de acciones futuras, pero absolutamente convencidos que la acción policiaca no culminará con la detención de los delincuentes.
Que sabios fueron los Polivoces al acuñar la frase; "La Polecia siempre en vigilia"
A nosotros como familia, afortunadamente nos queda el abrazo, que entre otras cosas, ahora es el sítio donde se cicatrizan, y se restañan las agresiones de medio ambiente que producen nuestra enconada sociedad. El abrazo también nos proporciona seguridad.
Extraviados lectores, cuídense y mantengan listo el abrazo, que alguién cercano a uds. seguramente lo requiere.

17 septiembre 2007

Mi Buenos Aires querido...

Acuso recibo de un par de e-mails en los que puntualmente se me hace reclamación por "faltar a la verdad", al negar la hermosura que poseé la ciudad de Los Buenos Aires en el añejo post anterior. No, mis queridos ches, nunca negué tal hermosura. Intenté hacer un retrato del rostro social que muestra esa ciudad hermana (medio prima lejana, dirán los porteños).
Me resulta sumamente complicado clasificar a los argentinos; ya que si bien es verdad que son una sociedad sumamente politizada, (recuerdo ahora el comentario de una amiga de Monik, médico también, quién se mostraba apenada por no asistir a la marcha de protesta contra el asesinato de un profesor, ya que había coincidido con su guardia hospitalaria) sin embargo por otra parte es notoriamente contradictorio el altísimo consumo parafernalia del llamado "pensamiento mágico"; inclusive uno de los canales televisivos, proveedores de este tipo de bisuterias pseudoespirituales tiene su origen en Argentina; Infinito.
Así, en cada esquina, en cada kiosco de períodicos se ofertan desde el lavado, pulido y encerado de auras, pasando por las bondades mágicas de infinidad de pedrería y amuletos, hasta la pintura y hojalateado de destinos.
Supongo que las fuerzas cósmicas, omnipresentes y omnipotentes, pero invisibles para los ciudadanos comunes y silvestres, suelen hacer su aprición dónde más se las necesita; en las sociedades con grandes carencias económicas; México es otro ejemplo de ésto.
Cuando nuestro esfuerzo laboral no es suficiente para sustentar una vida sin carencias y preocupaciones, aparecen los vivales con disfraz de intermediarios o mediadores entre las fuerzas "ocultas", "divinas", "cósmicas" que ofrecen, mediante unos cuántos billetes, asegurar un mejor futuro.
El mismo antiguo truco del cristianísmo; "Sufra ahora, que en su siguiente vida (en la muerte o en el "más allá") será millonario."
Tengo un amigo argentino, Hugo, con un excelente manejo del humor negro del cuál hizo gala la última vez que nos encontramos para comer: "Axel que ya me da miedo entrar al baño, che, y seguro que levanto la tapa del inodoro y encuentro ahí a un paisano. Para alejarme de los argentinos creo que debo volverme a Buenos Aires. ¿Viste?"
Manifiesto mi admiración para un gran número de personajes argentinos, cuya obra los ha vuelto universales. En mi panteón personal se encuentran los literatos: Jorge Luis Borges, Domingo F. Sarmiento, Roberto Arlt, José Hernández, Oliverio Girondó, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato, Martha Lynch, Manuel Puig, Julio Cortazar, Cristina Feijoó; y los músicos Charly García, Andres Calamaro, Litto Nebia, Luis A. Spinetta, Fito Paéz, Gustavo Cerati, Juan Carlos Baglietto, León Giecco, Carlitos Gardel, Osvaldo Pugliese, Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Anibal Troilo, Astor Piazzolla y Miguel De Caro.
Les dejo este link a un escrito que sobre Piazzolla realicé en otro blog: http://larockoladeeuterpe.blogspot.com/
Seguramente entre mi creciente Alzhaimer y mi infinita ignorancia, algunos nombres he olvidado o desconosco, discúlpeseme la herejía.
Valga a manera de expiar mis culpas el pequeño homenaje que tributo a la ciudad de Buenos Aires en éste videoclip que me atrevo a presentar:
Dejo un abrazo y un beso para los extraviados lectores de estas líneas.

14 agosto 2007

La ilustración tan viajera

Recuerdo que en épocas preparatorianas acuñamos una expresión; "¡No me viajes!" Expresión ésta usada para advertir a nuestro interlocutor que no aceptariamos ningún tipo de mentira o exageración.
Esto parecía contraponerse a la conocida frase "Los viajes ilustran", que de tanto repetir se ha considerado incluso como un axioma.

La estupidez provocada por la adicción a ciertas sustancias también tiene su nombre turístico; "Se mal viajó"

Esto de la ilustración y los viajes me ha sumergido en una confusión que no me ha permitido encontrar la catársis de todos tan buscada. Envidio de la mejor manera (¿la hay?) a todos aquellos que se refieren a sus viajes con cierto aire de presunción y con evidente nueva ilustración.

En las últimas semanas pude realizar un par de viajes (de esos que implican desplazamiento geográfico, que conste); uno que significó 12 horas de aérea claustrofobia a uno de esos sitios que se autorrefieren como "el culo del mundo". Buenos Aires y la Cruz del del Sur, que según la rola, Charly García enciende y apaga. El otro muy reciente, a doméstico destino; a las playas preferidas de cualquier tenochca del altiplano; Acapulco.

Me referiré al primero; diré que fue producto del trabajo profesional (de Monik, for sure) y tomando el rol de "damo de compañía", fue que me embarqué en la aventura.

Así que so pretexto del Congreso Internacional de Medicina Estética 2007, y como porrísta número uno de la disertante Monik iniciamos en compañia de la también doctora Ross, la conquista de tan lejanas tierras.
Volamos por una empresa nacional. Bañaditos, bien vestiditos y perfumados, ya que odiamos el american way of fly casi tanto como la forma chicana de viajar (eso de pretextar comodidad para viajar en fachas o con hawianas combinaciones no es lo nuestro), nos presentamos casi de madrugada y al salir el sol emprendimos la consabida carrera para lograr elevarnos.
Más de 8 horas sumergido en lecturas ligeras y en refrescos light hicieron su estrago. Me dirigí hasta atrás (otra referencia meramente geográfica) de la nave y me sorprendió la cantidad de basura que se había acumulado por pasillos y asientos. Después de deshacerme del stress, descubrí que junto a los sanitarios estaba una estación de autoservicio; una cafetera, una hielera con jugos y refrescos y un canasto con infinidad de galletas. Prestidigitador que soy, creí descubrir la antihigiénica fuente que igualaba al airbús con uno de los íconos de Nezayork; los famosísimos Chimecos!
Seguro de mi sherlockholmenianas conclusiones, le comenté a una de las azafatas; -"Vaya que producimos basura los mexicanos, ¿verdad?"- La respuesta me sorprendió en grado sumo; -"No señor, no son los mexicanos, son los argentinos los causantes de tanta basura"-

Con un inexplicable orgullo camuflageado de hombre meditabundo, regresé a mi lugar. Orgullo perenne que finalizó inmediatamente después del regreso, cuando volvimos a las actividades normales y "redescubrimos" el enorme basurero que es el Centro Histórico de Tenochtitlan DF, propiedad del comercio informal. Dior! esos cabrones en contubernio de las "autoridades" tienen convertido al Valle del Anahuac en un tiradero de basura a cielo abierto.

Arrivamos a Santa María de los Buenos Aires la tarde del último domingo de vacaciones por motivo de la semana santa. Una ciudad desierta nos recibió. Animados por Ross, que viajó con nosotros, declinamos el descanso que nos ofertaba la cama del hotel y decidimos adentrarnos a los placeres que significa una ciudad abandonada. Por supuesto, la primer excursión fue al centro de la ciudad, al circuito comercial de la calle Florida. A los tres nos tenía sorprendidos la arquitectura neoclásica y decó de la ciudad.

Semejante al centro histórico del "Ombligo de la Luna" pero enorme, a lo bestia para usar un tecnicísmo adecuadamente descriptivo.

Uno junto a otro, atrás, en frente... parecía un desfile de modas arquitectónicas, del llamado racionalísmo arquitectónico. Entre al Art Noveau, el Noeclásico, francés, italiano, ingles e incluso ruso, con un hermoso templo de la iglesia ortodoxa con cúpulas azules.

Al hacer su reaparición el cansancio y sumarse el hambre, decidimos aventuranos a comer algo que no fuera McDonalds. Entramos a un sitio popular dónde nuestro acénto nos descubrió, quitándonos el incóngnito: -"Mexicanos!"- exclamó la mesera para añadir casi inmediatamente "A mi me encanta el Tri", ni modo, lo guapa no elimina el mal gusto...

Durante la comida (deliciosa por cierto, prometo vencer el Alzhaimer y recordar el nombre del sitio) la charla versó sobre esa extraña mezcla que producía la ciudad; belleza arquitectónica por doquier, pero basura por todas partes. Me recordé una vez más del comentario de la azafata, sin embargo las damas hicieron una aguda observación; era domingo de vacaciones, equivalente al lunes mexicano, dónde es perfectamente sabido que ni las gallinas ponen.

Por cierto, la segunda vez que volvimos a ese restaurante, en compañia de más médicos y siguiendo mi mal ejemplo pedimos una bebida con vodka, aguaquina y gotas de fernet (receta del Bar Lauro, eficáz en la terapéutica de la resaca), que les pareció de lo más extraño del mundo, pero con éxito en los paladares mexicas; bautizaron al trago como "vodka Axel".

Con el transcurso de los días hice otro descubrimiento; practicamente cada "che" que nos abordaba y nos descubría tenochcas, nos hablaba del tal La Volpe o bién pretendía vendernos algo. Tenemos una bien ganada fama de compradores compulsivos, compramos de todo, pagamos con dinero plástico y ya después, al volver, veremos como evitamos caer en las garras del "buró de crédito".

Verdades domésticas que se encuentran tan léjos de casa.

El futbol es más que una religión, cada taxista, cada mesero, cada persona con la entablabamos charla y que era nativa de aquellas regiones dirigía ésta de inmediato al mundo del balompié. Siempre les causó extrañeza mi ignorancia en ese tema, incluyendo todo lo relativo al campeonato tenochca o a nuestra "decepción nacional". Al intentar investigar el porque de la popularidad del deporte de las patadas en esos sitios, encontré un argumento constante, que según mi infinita ignorancia justifica tal pasión. En el principio, cuando se fundó la liga profesional de futbol argentina, se hizo principalmente en la ciudad de Buenos Aires, donde cada barrio se convirtió en un equipo de futbol, asi el torneo se inició con una competencia vecinal.
En una segunda incursión al Barrio de Boca, y en tanto disfrutabamos de un excelente tinto acompañado de café, el mesero del lugar, "El Polaco", un joven no mayor de 25 años, se sentó a conversar con nosotros. A media charla ya nos había invitado a ver un "clásico" Boca-River.
¿Como podría ser verídica esa invitación, si por los medios de comunicación se hacía insistente mención del agotamiento de los boletos? -"Che, no me viajes"- le dije; entonces nos contó que el barrio (de los más pobres y temidos de la ciudad) tenía acceso gratuito a cierta parte del estadio, y que los directivos respetaban siempre esta deferencia, ya que de lo contrario el barrio impediría el acceso al estadio de cualquier persona. Aún así, decidimos que el último domingo de nuestra estancia por allá, lo dedicaríamos a visitar el Museo de Arte Moderno. Que por cierto, como diría el tal Iglesias, resultó en toda una experiencia religiosa, semejante a una penitencia en la Basílica de Guadalupe.
La mitad del museo albergaba una extensa exposición de un argentino que hizo casi toda su obra en Brasil y que ahora querían reivindicar.
Casi tan shockeante como el Dr. Atl, con todo y sus perspectivas novedosas y sus experimentos cromáticos.
Buenos Aires me pareció como una de esas visitas a la casa de las tías solteronas; donde se presume de glorias y status social ya idos, y en las que solamente permanecen los gastados muebles y las viejas vajillas, recuerdos de aquellos mejores tiempos.
Las reiteradas quejas de los taxistas que juran y perjuran que hace uno o dos lustros su labor era en el mundo ejecutivo y sus viajes a Europa eran continuos.
Hay en el ambiente sureño un permanente sentido de pérdida, producto de corralitos demás despojos de la usura bancaria.
He pensado continuamente si nuestra situción como país no sería la misma o peor aún, sin la invención del mentado Fobaproa, siempre tan odiado y criticado, incluso por quién ésto escribe. He llegado a pensar en los beneficios sociales de tan cara medida (artificialmente inflada).
Otra de las visiones que produce el alejarse de casa.
Este viaje confrontó uno más de los fantasmas del inconciente colectivo mexicano; la educación política que conlleva a la liberación social. El lunes siguiente a nuestra llegada, la ciudad fue paralizada por una multitudinaria marcha de protesta (que detalle, pensé, para no extrañar casa) por motivo de la represión policial que incluyó la muerte de un profesor en la provincia de Neuquén.
Los argentinos constituyen una sociedad altamente politizada y participativa, sin embargo la problemática social es semejante o peor que la nuestra.
Son un publo culto en general, pero las limitaciones o carencias sociales son semejantes a las de cualquier sociedad mesoamericana. ¿Dónde esta la falla?
En la parte externa de la fachada de la catedral existe un candelabro que contiene una flama constante en honor del liberador José de San Martín, abajo de ésta había una pinta que contenía la famosa frase anarquista: "La iglesia que mejor alumbra, es aquella que arde", y para sorpresa y encabritamiento de nuestro "rambito" Norberto, nadie llamó a una jornada nacional de desagravio.
Los medios masivos de alienación, se han encargado de insertar en el inconsiente colectivo la peligrosidad que significa vivir en la gran ciudad dual (tan disfrutable como odiada) de México, contrariamente en Buenos Aires los medios no ejercen éste deporte; sin embargo son los ciudadanos los que a cada instante se encargan de recordar al paseante el peligro de exhibirse con joyas o accesorios vistosos.
Recuerdo que en un paseo por la famosísima calle de Corrientes ("...348, segundo piso ascensor..", casa de citas que ya no existe), fascinados por las carteleras teatrales y la abundancia de librerías (hasta una sucursal de Gandhi) Monik fue alertada en varios establecimientos de lo vistoso de sus arétes y pulseras, asi como de su bolso de mano; "Señora, que no puede andarse asi por la calle"; tan reiterada advertencia la obligó a comprar un bolsa plástica (de las del súpermercado) para guardar su bolso y quitarse reloj, pulseras y collares.
Quiza producto de mi humor, o de alguna mal diagnósticada depresión; o quiza por simple perversión, pero la Buenos Aires que recorrí se parecía más a la que describen los rockeros de la Bersuit, Fito Páez o Charly García que la presentan en la agencia de viajes.
En el vuelo de regreso, la mayoría de connacionales hablaba maravillas de su estancia en la ciudad de los buenos aires, de las maravillosas vacaciones que habían pasado. A me parecían estas charlas un enorme afán de justificar su viaje, de poderlo presumir a sus amistades; una forma más de autoproporcionarse status social. O quizá fueron a otra ciudad, de la que yo solamente conocí fantasmagóricas visiones.
Algunos días más tarde, ya de vuelta en Mexcaltitlan de las Tunas, fuimos a Pachuca, nuestra buenos aires; al regreso y con una buena cantidad de pastes y artesanía en la cajuela del auto, haciamos el mismo ejercicio de nuestros compañeros del vuelo de regreso; nos maravillabamos .... de Pachuca.
Somos los argenitos y los mexicanos dos sociedades tan distantes, pero tan coincidentes... para mi significó mi personal rescate y suma a mi panteón personal de un gran músico, incomprendido en su propia patria; Astor Piazzolla, a quién acusan de extranjerizar y destrozar el Tango.
Yo sostengo, el tango se volvió culto con Piazzolla.

04 julio 2007

Oh muerte, ¿que fuera la vida sin tu presencia?

A media noche estabamos buscando la calle. Unos minutos despues finalmente la hallamos, estacionamos el auto y de inmediato nos dirigimos al sitio. Algunas personas nos indicaron la puerta y la escalera para llegar. La iluminación era deficiente, subimos algunas escaleras y de súbito apareció justo al fondo a la izquierda. Parecía sentado con el rostro apoyado sobre el brazo izquierdo. A la distancia, unos diez metros, parecia concentrado en alguna reflexión. Seguimos el camino señalado por la escalinata y finalmente nos encontramos con el rostro compungido apenado, atribulado, pesaroso, apesadumbrado, triste, lloroso, dolorido, arrepentido, contrito, cariacontecido, afligido y cuantos reflejos del dolor pueda contener el rostro de una madre ante la pérdida de su hijo. La llamada era absolutamente cierta.
Los viernes son impredecibles, uno puede ser placentero, el siguiente, al ménos absurdo. De las butacas de una sala de conciertos, a las tramitologías burocráticas, que sin duda alguna escapan de alguna obra de Miguel Mihura (en mi opinión, padre del absurdo, anterior a Ionesco). La noche del primer día de junio, viernes tendría que ser, una llamada nocturna levantó subitamente a Monik del ordenador, inundando mi mente de especulaciones sobre el motivo de tal reacción. Recorrí mentalmente las posibilidades, nuestros hijos rara, pero afortunadamente estaban en casa; quedaban los familiares y los amigos. La llamada me pareció eterna, finalmente colgó y me dijo, -Vámonos Pepe se suicidó-
Entre sollozos Doña Victoria nos contaba las circunstancias en las descubrió la tragedia. Al tiempo que un grupo formado de policias y funcionarios llegaba junto a nosotros e iniciaba una acometida con una serie de preguntas que en determinado momento carecían de destinatario. Finalmente Doña Vicky, sacando racionalidad de alguna parte comenzó a responder una a una las preguntas de quien se presentara como Agente del Ministerio Público. Una a una, las respuestas era retrasmitidas entre los policias hasta llegar, como en el llamado teléfono descompuesto, hasta el autopatrulla que a su vez las retrasmitía a algún otro sitio. Esta última parte de se hacía sin el menor respeto para la familia. Así ante una respuesta que indicaba que en ese departamento vivían la señora, su único hijo y un amigo de éste; lo que de inmediato fue inerpretado y trasmitido como una relación homosexual. Las preguntas cambiaron de rumbo, inquiriendo a la atribulada madre sobre los pormenores de una relación que había sido
aparentemente creada en ese instante. Las cosas fueron de mal en peor, el amigo del suicida fue de inmediato trasladado a la demarcación policiaca en calidad de sospechoso. La amistad suele ser cuestionada por todos, despierta sospechas.
En esa retahila de sucesos, con el traslado del amigo, marcharon la mayoria de funcionarios y policias. Nos quedamos solos la madre, Monik y yo. Ella intentaba confortar a Doña Vicky, sacando palabras de su infinita comprensión y bondad. En tanto el cadaver de Pepe seguía colgado en la terraza, incluso de vez en cuando parecía balancerse, lo que quiza era solamente un visión.
Al paso de los minutos, más de sesenta, llegaron mas funcionarios, tratábase esta vez de dos peritos en criminalística, y otro ministerio público. Sin darme cuenta como, me encontré conduciendo a estas personas por el departamento, y aún ayudando a los peritos con algunas series de mediciones. Con tal actividad, el ministerio público me llamó para que respondiera lagunas preguntas, se sorprendió al enterarse que yo solamente auxiliaba a la madre y que era la primera vez que me encontraba en ese sitio. A petición nuestra el ministerio público dió tiempo suficiente antes de continuar con el interrogatorio a la madre. Estando presentes mi mujer y yo, nos enteramos que al amigo de Pepe; Pablo era un joven docente que cultivaba amistad con su hijo y ella desde hacía más de un lustro, y que por algunas circunstancias económicas, habían decidido disminuir gastos y ayudarse unos a otros, lo que parecía establecer una relación diferente de la homosexual establecida a priori por los policias anteriores; así mismo dijo no mantener ninguna sospecha sobre Pablo. La petición de los peritos criminales de ayudar a descolgar el cadaver me sustrajo de ese método de preguntas repetitivas que formulaba el agente, que parecía buscar alguna contradición en las respuestas de Doña Vicky.
El rostro estaba lívido, la mirada ausente, como si estuviera concentrado en alguna lejana visión. Sin embargo la expresión del conjunto daba al cadaver una expresión de absoluta tranquilidad, a diferencia de las miradas de ahorcados que generalmente presentan una expresión desorbitada y un rictus de sufrimiento producto de la asfixia. La mano izquierda, que daba ese apecto de tanquilidad a la escena, se encontraba atrapada entre la soga empleada y el cuello. Algunos curiosos y los peritos intercambiaban opiniones, se generalizó aquella que establecia que Pepe de último momento se habría arrepentido, intentando librarase de la presión, pero que el peso del suerpo le habría vencido. Dos cosas se hicieron presentes en mi mente en ese instante; primero la estatura de Pepe que debio haber medido mas de 1.80 m, y la posición del cuerpo, que lo hacia mantener los pies en el piso y las rodillas en una semiflexión de entre 15 y 25 cms; y por otro lado su tranquila expresión. Me parecía que se había obviado el sufrimiento de la asfixia, seguramente con el tirón inicial se habria fracturado el cuello, muriendo inmediatamente.
Al descolgar el cuerpo, lo colocaron en una ambulancia forense y nos trasladamos a la demarcación de policia; más tramites e interrogatorios para la madre, que se sumaban a los de Victor, que tenía mas tiempo sorteando los ametrallantes custionamientos, cosa que hacia con sorprendente tranquilidad. La alarma del telefono movil de Monik nos anunció las 7 de la mañana en la demarcación policiaca. El agente del ministerio publico nos informó del legalmente necesario traslado del cadaver al servicio médico forense. Pablo, finalmente libre de cualquier sospecha y Doña Vicky decidieron regresar a su departamento a alistarse para el resto de la jornada. Nosotros volvimos al nuestro a afrontar el trajín sabatino, Monik tenía pacientes citados desde temprana hora.
El sabado por la noche nos hicimos presentes en la sala velatoria. El domingo por la mañana asistimos al panteón donde Pepe fue sepultado.
Sean cuales fueren las circusntancias que llevaron a Pepe a tomar esa descición, finalmente no nos queda otra opción más que respetarla. El cortó de un sólo tajo cualquier atisbo de sufrimiento que alojara su persona; la pena queda para los demás, quienes al dolor de la pérdida deben sumar tambien las inexactas conclusiones policiacas realizadas a priori; la relación homosexual; cosa que nuestra bondadosa y catolica saciedad señala y reprueba con mayor enfasis que cualquier actividad realizada por la delincuencia.
Asi es la vida y así suele presentarse la muerte.