04 julio 2007

Oh muerte, ¿que fuera la vida sin tu presencia?

A media noche estabamos buscando la calle. Unos minutos despues finalmente la hallamos, estacionamos el auto y de inmediato nos dirigimos al sitio. Algunas personas nos indicaron la puerta y la escalera para llegar. La iluminación era deficiente, subimos algunas escaleras y de súbito apareció justo al fondo a la izquierda. Parecía sentado con el rostro apoyado sobre el brazo izquierdo. A la distancia, unos diez metros, parecia concentrado en alguna reflexión. Seguimos el camino señalado por la escalinata y finalmente nos encontramos con el rostro compungido apenado, atribulado, pesaroso, apesadumbrado, triste, lloroso, dolorido, arrepentido, contrito, cariacontecido, afligido y cuantos reflejos del dolor pueda contener el rostro de una madre ante la pérdida de su hijo. La llamada era absolutamente cierta.
Los viernes son impredecibles, uno puede ser placentero, el siguiente, al ménos absurdo. De las butacas de una sala de conciertos, a las tramitologías burocráticas, que sin duda alguna escapan de alguna obra de Miguel Mihura (en mi opinión, padre del absurdo, anterior a Ionesco). La noche del primer día de junio, viernes tendría que ser, una llamada nocturna levantó subitamente a Monik del ordenador, inundando mi mente de especulaciones sobre el motivo de tal reacción. Recorrí mentalmente las posibilidades, nuestros hijos rara, pero afortunadamente estaban en casa; quedaban los familiares y los amigos. La llamada me pareció eterna, finalmente colgó y me dijo, -Vámonos Pepe se suicidó-
Entre sollozos Doña Victoria nos contaba las circunstancias en las descubrió la tragedia. Al tiempo que un grupo formado de policias y funcionarios llegaba junto a nosotros e iniciaba una acometida con una serie de preguntas que en determinado momento carecían de destinatario. Finalmente Doña Vicky, sacando racionalidad de alguna parte comenzó a responder una a una las preguntas de quien se presentara como Agente del Ministerio Público. Una a una, las respuestas era retrasmitidas entre los policias hasta llegar, como en el llamado teléfono descompuesto, hasta el autopatrulla que a su vez las retrasmitía a algún otro sitio. Esta última parte de se hacía sin el menor respeto para la familia. Así ante una respuesta que indicaba que en ese departamento vivían la señora, su único hijo y un amigo de éste; lo que de inmediato fue inerpretado y trasmitido como una relación homosexual. Las preguntas cambiaron de rumbo, inquiriendo a la atribulada madre sobre los pormenores de una relación que había sido
aparentemente creada en ese instante. Las cosas fueron de mal en peor, el amigo del suicida fue de inmediato trasladado a la demarcación policiaca en calidad de sospechoso. La amistad suele ser cuestionada por todos, despierta sospechas.
En esa retahila de sucesos, con el traslado del amigo, marcharon la mayoria de funcionarios y policias. Nos quedamos solos la madre, Monik y yo. Ella intentaba confortar a Doña Vicky, sacando palabras de su infinita comprensión y bondad. En tanto el cadaver de Pepe seguía colgado en la terraza, incluso de vez en cuando parecía balancerse, lo que quiza era solamente un visión.
Al paso de los minutos, más de sesenta, llegaron mas funcionarios, tratábase esta vez de dos peritos en criminalística, y otro ministerio público. Sin darme cuenta como, me encontré conduciendo a estas personas por el departamento, y aún ayudando a los peritos con algunas series de mediciones. Con tal actividad, el ministerio público me llamó para que respondiera lagunas preguntas, se sorprendió al enterarse que yo solamente auxiliaba a la madre y que era la primera vez que me encontraba en ese sitio. A petición nuestra el ministerio público dió tiempo suficiente antes de continuar con el interrogatorio a la madre. Estando presentes mi mujer y yo, nos enteramos que al amigo de Pepe; Pablo era un joven docente que cultivaba amistad con su hijo y ella desde hacía más de un lustro, y que por algunas circunstancias económicas, habían decidido disminuir gastos y ayudarse unos a otros, lo que parecía establecer una relación diferente de la homosexual establecida a priori por los policias anteriores; así mismo dijo no mantener ninguna sospecha sobre Pablo. La petición de los peritos criminales de ayudar a descolgar el cadaver me sustrajo de ese método de preguntas repetitivas que formulaba el agente, que parecía buscar alguna contradición en las respuestas de Doña Vicky.
El rostro estaba lívido, la mirada ausente, como si estuviera concentrado en alguna lejana visión. Sin embargo la expresión del conjunto daba al cadaver una expresión de absoluta tranquilidad, a diferencia de las miradas de ahorcados que generalmente presentan una expresión desorbitada y un rictus de sufrimiento producto de la asfixia. La mano izquierda, que daba ese apecto de tanquilidad a la escena, se encontraba atrapada entre la soga empleada y el cuello. Algunos curiosos y los peritos intercambiaban opiniones, se generalizó aquella que establecia que Pepe de último momento se habría arrepentido, intentando librarase de la presión, pero que el peso del suerpo le habría vencido. Dos cosas se hicieron presentes en mi mente en ese instante; primero la estatura de Pepe que debio haber medido mas de 1.80 m, y la posición del cuerpo, que lo hacia mantener los pies en el piso y las rodillas en una semiflexión de entre 15 y 25 cms; y por otro lado su tranquila expresión. Me parecía que se había obviado el sufrimiento de la asfixia, seguramente con el tirón inicial se habria fracturado el cuello, muriendo inmediatamente.
Al descolgar el cuerpo, lo colocaron en una ambulancia forense y nos trasladamos a la demarcación de policia; más tramites e interrogatorios para la madre, que se sumaban a los de Victor, que tenía mas tiempo sorteando los ametrallantes custionamientos, cosa que hacia con sorprendente tranquilidad. La alarma del telefono movil de Monik nos anunció las 7 de la mañana en la demarcación policiaca. El agente del ministerio publico nos informó del legalmente necesario traslado del cadaver al servicio médico forense. Pablo, finalmente libre de cualquier sospecha y Doña Vicky decidieron regresar a su departamento a alistarse para el resto de la jornada. Nosotros volvimos al nuestro a afrontar el trajín sabatino, Monik tenía pacientes citados desde temprana hora.
El sabado por la noche nos hicimos presentes en la sala velatoria. El domingo por la mañana asistimos al panteón donde Pepe fue sepultado.
Sean cuales fueren las circusntancias que llevaron a Pepe a tomar esa descición, finalmente no nos queda otra opción más que respetarla. El cortó de un sólo tajo cualquier atisbo de sufrimiento que alojara su persona; la pena queda para los demás, quienes al dolor de la pérdida deben sumar tambien las inexactas conclusiones policiacas realizadas a priori; la relación homosexual; cosa que nuestra bondadosa y catolica saciedad señala y reprueba con mayor enfasis que cualquier actividad realizada por la delincuencia.
Asi es la vida y así suele presentarse la muerte.