25 octubre 2009

Libros Viejos, Sonrisas Nuevas

Los libros siempre han sido imprescindibles para mi persona; incluso en algunas ocasiones he llegado al extremo de leerlos.
Mis intelectuales amigos han llegado a hacerme señalamientos muy serios sobre mi afición a los libros:
-Que no hacen juego con el mobiliario y colores de mi sala.
-Que no debo quitarles el empaque de plástico transparente porque se ensucian y se hacen viejos.
-Porque no me espero a que los filmen, ya que en película se ven mejor y cómodamente.
-Porque compro en las baratas del FCE (Fondo de Cultura Económica).
-Porque cuando viajo en metro compro algún libro en lugar de un diario.
Incluso, dicen que por los libros no encuentro disfrutable el fútbol, y un gran etcétera.
"En el fondo de todo humorismo, hay una mezcla de conmiseración y desprecio." (E. J. P.)
Pese a todos éstos señalamientos, he continuado mi apego a los libros. Sin importar la opinión de amigos, ni de intelectuales, o de modas y sin importar, sobre todo, sí mis opiniones son política o culturalmente correctas.
Así he visto las expresiones con los ojos muy abiertos y desorbitados de tertulianos cuando he expresado mi gusto por los escritores menos favorecidos con la fama, pero en cambio, recompensados por el olvido.
Para mi (de)generación resulta una herejía que yo prefiera externar mi gusto por Victoriano Salado Álvarez que por Julio Cortázar.
-Que haga señalamientos sobre la conducta política de Octavio Paz, mencionando que recién descubro que el poeta hace ver enano al político, y que en cambio acepte públicamente mi gusto por Vargas Llosa, a pesar de sus posicionamientos políticos.
-Que me divierte más Cervantes que Shakespeare.
-Que escribía mejor Miguel Mihura que Carlos Fuentes.
-Que Francisco Umbral es el equivalente español de Guadalupe Loaeza.
-Que me gustan las biografías de Joaquín Sabina porque me recuerdan a "Chin Chin el Teporocho", el personaje mas famoso de Armando Ramírez.
-Que el materialismo histórico discursivo de Groucho es hilarante y más democrático que el de Don Carlos del mismo apellido, ...por mencionar las que les parecen más escandalosas.
Pero yo digo: "así somos los humanos, entreverados y con profundas raíces de contradicción."
"El humorismo, como toda planta ligera tiene raíces profundas." (Enrique Jardiel Poncela)
Las lecturas me han llevado a un sin fin de ambientes, sin embargo, con el transcurso del tiempo, o quizá se deba solo a la acumulación de la edad, he encontrado mayor placer, realmente un cínico placer en la lectura del humor y del humor absurdo aún más.
Desde Quevedo y Lope de Vega, hasta Woody Allen y Tery Gilliam.
Y de pronto uno descubre que no solamente es lo que come, también es lo que lee.
Ocasionalmente en casa nos tiramos el lastre, vamos deshaciéndonos de cosas que han servido heroicamente, pero de pronto se van acomodando en cualquier parte como testigos sordos, mudos y cudrapléjicos de nuestra cotidiana vida.
Uno o dos veces por año acostumbramos en la familia deshacernos de éstas cosas, acumuladasa partir de la última vez que que realizamos dicho ejercicio.
Hacía un mes escaso que recorrimos todas las partes de la casa en busca de "chácharas" que dar de baja. Incluimos en esa ocasión un sitio que no suele ser sometido a dicha limpia; el
estudio. Y sin opción de decir, "éste libro es mío" seleccionamos (aquí debo decir que la familia nos constituimos en órgano colegiado y casi democrático) y votamos por los libros que dejarían algunos huecos en los libreros. Una vez más, las decisiones no se basaron en el prestigio o fama del autor, sino el gusto de los integrantes del jurado.
Me sentí como Conquistador español quemando códices prehispánicos, o más
recientemente, como la regidora de León Guanajuato, Hortensia Orozco Tejada, arrojando libros de texto escolar con educación sexual al fuego, con la diferencia que en lugar de lanzar los libros a la hoguera, los acomodamos con el comprador de cosas usadas.
Días más tarde, realizábamos la familia completa uno de nuestros deportes extremos favoritos; caminar por el Centro Histórico de la muy Noble y Leal Ciudad de México.
Ejercicio posterior a la semejante extrema actividad de comer en el restaurante del Hotel Catedral.
Decía que caminábamos sobre la calle de Donceles, en dirección a la antigua calle de Niño
Perdido, hoy con el horroroso alias de Eje Central, para llegar al Museo Nacional de Arte, cuando por arte de magia descubrí que la calle de Donceles es el refugio de las librerías de usado y antiguo. Debo aceptar que padezco debilidad de espíritu grave. En menos tiempo de que lo escribo, ya estábamos dentro de una de las mayores y por tanto más llamativas.
Entrar en estos templos construidos por los compradores de bibliotecas completas, libros usados, libros sin uso que testifican los pocos admiradores del los autores, o los fracasos editoriales, pero sitios también donde puede encontrarse todo tipo de tesoros impresos mediante el invento de Gutemberg o escritos pluma y tinta en mano. Incunables, ediciones únicas, rarezas literarias, todo un universo para el cual los haberes del que ésto cuenta, no cuentan.
Fijó mi atención un libro que se encontraba detrás de un mostrador de cristal, un libro evidentemente entrado en años, pero que me recordaba dos cosas;
una de ellas mis aficiones literarias adolescentes inducidas por mi abuelo. Recuerdo que me produjo gusto y nostalgia
El otro piquete a la memoria me produjo encono, casi por iluminación recordé al hijo de... sobediente (bueno pensándolo bien, la calidad moral de algunas madres no son del todo culpables de las conductas de sus hijos) que me había solicitado el mismo libro en préstamo, para no hacer evidente su labor expropiatoria.
El libro en cuestión es "Amor se escribe sin H" de Don Enrique Jardiel Poncela. Edición mexicana de 1957, los colores de la portada y del papel comidos por Cronos y el Sol, nuestros señores. Pedí al encargado del lugar, un joven que rebasaba los veinte años, me mostrara el libro.
Pero si está nuevo! exclamé, llamando la atención de Monik, el motivo de mi existencia. Ella se acercó con la sorpresa dibujada en el rostro; expresión que se acentúo al ver el libro al que hacía referencia. Tiene sonrisas sin estrenar, le dije, tratando de darle forma a la contradicción.
El humorismo es reasociar elementos previamente disociados. (E. J. P.)
Es decir independientemente de la edad del libro, éste no había sido hojeado por nadie. En tanto ésto sucedía, el joven encargado volvió trayendo otros libros del mismos autor;
¿Pero una alguna vez Veinte mil vírgenes?;
Lecturas para analfabetos;
Los Ladrones somos gente honrada;
Eloisa está debajo de un almendro;
La Tournée de dios;
Espérame en Siberia vida mía; y
Cinco kilos de cosas más y Obra Inédita.
Las tres primeras obras del los libros que trajo el encargado de la librería, recién las había vuelto a adquirir, gracias a cierta amistad con la encargada de la Casa del Libro, una señora entrada en años a la que le hizo cierta gracia que alguna vez preguntara por obra del autor, María Inmaculada tan española como su nombre.
Así que volviendo a la librería, confesaré que decidí obtener la mencionada Amor se escribe sin H; Eloisa esta debajo de un almendro, edición argentina de 1960; Cinco kilos de cosas más, que vino a ser una compilación editada por Ediciones Buen Humor, México 1943, la edición estaba seccionada en dos partes, a causa de la edad; y Obra Inédita de Enrique Jardiel Poncela, con prologo de José María Peman, editada por AHR, Barcelona 1967. Todos los libros estaban repletos de sonrisas sin estrenar.
Gasté en los cuatro libros el equivalente a 95 dólares
americanos, ante la mirada atónita de mis hijos, quienes no se aguantaron la gana de decirme con cierto tono de reclamo; -¡Padre, acabamos de deshacernos de libros y tu ahora llevas libros viejos!-
Les obsequié una sonrisa a ambos y dirigí la mirada al techo de la librería, tratando de sacar de mis pensamientos a Herodes y concentrándome cual Jesucristo; -"Perdónalos, no saben lo que hacen"-
"El hombre que se ríe de todo es que todo lo desprecia. La mujer que se ríe de todo es que sabe que tiene la dentadura bonita" (E.J.P.)
Esa malvada, provinciana y nada cosmopolita costumbre que me persigue, de pretender leer en un ambiente silencioso y tranquilo, y que se conjunta con mi afición a visitar cementerios, pero que se contrapone por el vicio de vivir en una de las ciudades más ruidosas del mundo; me ha obligado a leer por las madrugadas, inclusive en los sitios mas escatológicos creíbles (más que los cementerios y las salas de velación), el baño. Y digo, sí muchos van, además a cantar, por qué razón yo no iría a también a leer, sobre todo cuando aprendí a hacerlo silenciosamente.
Lo que no domino a la perfección es el arte de reírse en forma silente, lo que ha provocado que en algunas noches mi mujer se levante medio espantada a media noche, llame a la puerta del baño y me pregunte si estoy bien. En ocasiones a ésta pregunta se suma la información extra sobre la hora que es, y al buen entendedor... Recuerdo que horas antes me abatía el sueño.
Ésta higiénica costumbre literaria ha provocado ciertas reacciones: durante el día me acosa el tal Morfeo, el temor a su abrazo ha generado cierto tipo de homofobia.
El hecho de tener revisteros convertidos en libreros en cada baño de casa, ha logrado que a los miembros de ésta familia les seduzca la curiosidad y se asomen a las lecturas del padre, trayendo en consecuencia algunos disgustos. Y no porque cambien de sitio las obras del Divino Marques de Sade, no, el enojo se debe a que ahora caminan dentro de la casa los libros de Jardiel Poncela, retrasando la continuidad en la lectura.
Pero ya he puesto algún remedio, todos los libros de Jardiel Poncela, de Jorge Ibargüengoitia, de Mihura, de Moliere, de Groucho han sido colocados en los baños.
El resultado es maravilloso, hemos encontrado en los libros viejos sonrisas nuevas.
"El salvajismo no sabe rirse." (E.J.P.) Lo que explica la falta de humor de los políticos y militares.
Yo que siempre he aceptado públicamente que la fuente de mi amplia cultura se encuentra en las lecturas de esa internacional enciclopedia editada mes a mes con el nombre de Cosmopolitan, es decir soy un intelectual 100% Cosmo, ahora acuso la necesidad de reflexionar (los intelectuales jamás divagamos); ¿Cuál es la génesis de la sonrisa?
"Para unos, el humor es un juego; para otros, una posición ante la vida. Otros, en cambio, ven en el humor un refugio; una huída. Son muchos los que vislumbran en él un aire de «jovialidad, agudeza, apacibilidad de genio y alegría»; hay quien lo asocia al deseo satisfecho o, tal vez, como Freud defendía, al insatisfecho. No falta quien lo afilie con el absurdo, el disparate, la tontería, la comicidad, la burla y otros tantos miembros de tan lúdica familia."
(Marta Sánchez Castro, El humor en los autores de la «otra generación del 27)
"Humor es posiblemente una palabra, la uso constantemente. Estoy seguro que algún día averiguaré su significado." (Groucho Marx)
En el humor, la inventiva, lo absurdo, lo grotesco y lo paradójico, fueron acabando con la gracia simple, doméstica y vulgar para convertirla en sonrisa inteligente, civilizada y de buen gusto.
La sonrisa y la franca carcajada que se producen en mi persona, lo hacen usando mis músculos, huesos, tendones y demás tejidos, y son secundarios a un fenómeno intelectual sucedido en mi sistema neural. Sin embargo la sonrisa original esta fuera de mi, la sonrisa es producto de una imaginación ajena, a la que yo solamente re interpreto. La motivación o idea original fueron producidas en otro individuo, con circunstancias y experiencia acumulada diferentes de la mía.
Quizá nos reímos de lo mismo, pero por diversas circunstancias e interpretaciones. Dicen los que pregonan que de ésto saben mucho, que el humor no es correspondiente a un estado de ánimo, que en mayor medida es una respuesta cultural, civilizada e incluso de "buen gusto" a circunstancias cómicas, trágicas para un tercero o carentes de lógica. También ha sido catalogado como un acto vulgar, falto de respeto y escapísta, tendiente a ocultar la ignorancia.
Algunos autores, los menos pretenciosos, han considerado al humor, y sobre todo al humor complejo, como la ironía y el sarcasmo, como un acto de refinamiento cultural.
"-Plantea usted una pregunta interesante. Desde antiguo se ha querido saber el origen de la risa. Hay teorías lúdicas, de sentimiento de superioridad, de asombro, etc. Finalmente se coincide en que el origen de la risa es el ingenio, la inteligencia, la capacidad de relacionar ideas, de darles la vuelta, de ver el mundo desde otro prisma. El bruto no ríe.- "
Enrique Gallud Jardiel (Nieto de Jardiel Poncela, en respuesta a una pregunta de éste inventor de historias, y que nada mal estaría que dieras una hojeada a su blog Humoradas, sito en este espacio: http://humoradas.blogspot.com/
* * *
-No caeré ahora -ni espero caer nunca- en la simpleza de definir el humorismo, costumbre muy de hoy, porque definir el humorismo es como pretender clavar por el ala a una mariposa, utilizando de aguijón un poste del telégrafo.
Tampoco intentaré roturar el campo de lo humorístico, porque todos lo campos espirituales son infinitos e inmensurables y no se sabe de ellos sino que limitan; al norte, con la muerte; al sur , con el nacimiento; el este, con el razonamiento; y al oeste, con la pasión.
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No definiré el humorismo, no. Pero si diré que todo el mundo entiende la literatura humorística. Lo cual es naturalísimo.
Particularmente la literatura humorística, ademas de servirme como una porción de cosas que no hace falta denunciar, me sirve para medir la inteligencia de las personas de un golpe y sin equivocarme en un solo caso.
Sí oigo que alguien me dice;
"- ¡Bueno, se les ocurre a ustedes unas ganzadas tremendas!"
Pienso; éste es un cretino.
Si me dicen:
"-Está bien esa clase de literatura, porque quita las penas"
Pienso; éste es un hombre vulgar.
Cuando me advierten;
"- Éste es un género admirable y lo encuentro de una dificultad extrema."
Entonces pienso, éste es un hombre discreto.
Y por fin , si alguien me declara:
"-Para mi el humorismo es el padre de todo, puesto que es la esencia concentrada de todo y porque el que hace humorismo piensa, sabe, observa y siente."
Entonces digo; éste es un hombre inteligente! (*)
* Nota del autor: Truco con el que se pretende conseguir que el lector elogie este libro... y a su autor.
Fragmento de Amor se escribe sin H de Enrique Jardiel Poncela.
Será el sereno, decía mi abuela, pero en México el humor gráfico y literario ha estado presente en la mayor parte de nuestra historia, desde la lucha independiente, el periodo revolucionario y la actualidad. El humor ha sido un arma política, que al tiempo que señala y acusa, sirve de válvula de escape para la sociedad.
¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí? (Groucho again)
En esta parte me pregunto; ¿La sonrisa que me provocan éstos libros viejos me pertenece?
En ocasiones he pensado que son sonrisas que pertenecen al autor, y que yo simplemente hago uso de ellas. Es una forma de inmortalidad de algunos autores, dejan sonrisas ocultas en sus textos para que la sonrisa de cada lector les impida dormir profundamente en sus tumbas.
Amigo lector, consume y regala sonrisas; recuerda que más vale una sonrisa en vida, que mil post mortem.
Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen en hombros. (EJP)