22 mayo 2016

Estudiar la carrera de medicina implica una mayor responsabilidad que cualquiera de las demás licenciaturas,  tanto en  campo de las ciencias sociales,  como de las ciencias humanas.  Parte esencial de las actividades profesionales de estos estudiantes y futuros profesionistas tiene

que ver con el dolor, el sufrimiento y la propia vida humana,  Una licenciatura en medicina supone,  a diferencia de otras, 6 años de estudio.  Y si el médico desea especializarse en algún área de la medicina debe emplear algunos años más de estudio,  entre 2 y 7, depende de la especialidad por la que decida.
La medicina es la única carrera en la que las políticas del Estado inciden directamente.  La seguridad social en México es un derecho constitucional,  que sin embargo,  nunca ha sido cumplido a cabalidad.   
Por desgracia en nuestro país un gran número de ciudadanos carece de cualquier tipo de acceso a esta seguridad,  pese a las constantes promesas de administraciones de cualquier signo político.  Este hecho más algunos convenios cupulares, prebendas o pagos de favores políticos han hecho aún más sinuoso el camino del estudiante que pretende ser médico y aún de los que practican profesionalmente esta hermosa profesión.


El estudiante del quinto año de la carrera de medicina se inicia en la práctica en este periodo,  debe cumplir en algún hospital el denominado “internado”,  que consiste en pasar por cada una de las áreas de atención, bajo la tutela de un médico adscrito a la institución, Pues bien, desde algunos años estos estudiantes se han convertido en una especie de esclavos.  Son los estudiantes los que hacen la mayor parte o por lo menos la parte más pesada de los procesos administrativos de cada una de las instituciones de salud que dependen del estado,  tanto las que corresponden a los médicos adscritos,  como las que son parte del trabajo de las áreas de enfermería.


 Los estudiantes son obligados a realizar turnos de 24 horas x 12,  llegando en algunos casos a cumplir 36 horas de “estudio” en estos hospitales.   Y el término esclavo está perfectamente aplicado,  ya que en algunas instituciones perciben una “beca” que va de $ 300.00 a $ 600.00 pesos mensuales,  mismos que en no llegan a cubrir lo que deben gastar en transporte de sus hogares a estas instituciones.  El estudiante, pese a ser un sujeto productivo no tiene ningún tipo de voz o voto en estos hospitales.  

A manera de ejemplo comentaré tres hechos ocurridos recientemente: En el Hospital Regional de Zona del IMSS de Morelos, con sede en Cuernavaca.  De los alumnos que fueron asignados al área de Cirugía (que comprende 4 pisos), cuatro de ellos renunciaron,  porque después de las 6 de la tarde,  no había médicos adscritos,  y los muchachos no estaban capacitados, aún para enfrentar solos cualquier tipo de urgencias que presentaran los enfermos internados.  Algunos médicos que debían cubrir el turno nocturno,  solo llegaban a dormir.  Los médicos en ocasiones deben contratarse cubriendo dos y hasta tres plazas, para solventar un nivel de vida aceptable. En promedio un médico  familiar del IMSS debe "atender" en un turno de 6 horas entre 20 y 25 pacientes, evidentemente la atención nunca será la optima.   Ignoro si alguno de los estudiantes que renunciaron,  en este  año reanudaron sus estudios,  de lo contrario,  perdieron 4 años  de su vida en una licenciatura que quedó trunca.

En marzo de 2016, en un Hospital del IMSS con sede en la Ciudad de México,  durante una madrugada un estudiante “interno”  fue designado para hacer cierto trámite dentro del hospital;  como debía necesariamente pasar por el área que en ese momento un empleado limpiaba, éste lo golpeó. Debieron cambiar al estudiante de hospital,  el empleado sigue cumpliendo con sus labores en el mismo hospital. El argumento institucional; el sindicato…   

Finalmente, cuando el alumno cumple con el “viacrucis”   del internado debe cumplir con el “servicio social”.  Medicina es la única carrera que obliga al médico recién egresado y titulado a cumplir con un año de servicio social para que este pueda tramitar ante la Secretaria de Educación Pública la cédula profesional que le permita trabajar libremente o contratarse en institución o empresa alguna. 

Aquí va el tercer ejemplo; En este 2016 algunos médicos decidieron cumplir con ese requisito en la Ciudad de México,    Es el caso que algunos de ellos están en el Instituto Nacional de Epidemiología realizando un estudio en conjunto con la Universidad de Oxford. Fueron con una promesa de retribución monetaria. Misma que,  casi a mitad de año no ha cumplida.  Sin embargo,  y pese a las condiciones atmosféricas imperantes en la ciudad,  deben realizar el trabajo a la intemperie, exponiéndose a las dañinas radiaciones solares,  que entre el martes 17 y el viernes 20 de mayo oscilaron entre 10 y 11,  que la Secretaria del Medio Ambiente de la ciudad considera peligroso para la salud y aconseja no realizar actividades a ala intemperie. Ni sueldo, ni uniformes,  ni protectores solares les son proporcionados por la institución, los estudiantes deben cuidarse con sus propios medios.



Y por otra parte, como pago político a la familia González Torres, dueña de partidos,  candidaturas a la presidencia, fundadores y propietarios de Farmacias el Fénix y de Farmacias Simi, se debió cambiar la Ley Federal de Salud,  que impedía, entre otras cosas, el establecimiento de consultorios en farmacias y se dio paso a la gran falacia de proporcionar atención médica a personas de escasos ingresos, con consultas a muy bajo costo o incluso “gratuitas”,  a cambio de un gran consumo de medicamentos y productos chatarra,  que en el llamado primer mundo no pasarían un elemental control de calidad. 
Es verdad,  somos un país empobrecido, arrastramos una hambruna ancestral,  ¿Pero tiene derecho el Estado a dañar a una parte de sus profesionistas por desviar criminalmente activos en incontables actos de corrupción y al mismo tiempo presumir una inexistente cobertura social de sus políticas sanitarias?

Un vendedor informal,  de cualquier tipo de mercancía “pirata” puede tener un ingreso económico de $ 2000.00 semanales en promedio;  un médico recién egresado,  una vez solventada la problemática expuesta, puede contratarse en las Farmacias Simi,  por un ingreso de entre $ 200.00 y $ 350.00 diarios,  sin ningún tipo de seguridad social.    Si decide seguir estudiando una especialidad,  debe inscribirse al Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) que tiene un costo de $ 3000.00.
En 2016 el examen se aplicará en Octubre,  se inscribieron más de 120 mil aspirantes,  para poco menos de 30 mil espacios.  Por cierto, ¿Dónde queda ese dinero?  Quizá debiera emplearse en mejorar las condiciones en las que estudian los médicos mexicanos.


07 mayo 2016

De lecturas y demás nimias.

¿Te sientes bién?. -Si, me siento muy bien, ¿por que preguntas? -Es que llevas ahi más de media hora- -Todo esta muy bién ahora salgo, no me dí cuenta del tiempo. Resulta que me encontraba en uno de los baños de casa y quien preguntaba sobre mi estado era Monik, el motivo de mi tardanza no se debía a ningún problema de motilidad instetinal. No, afortanadamente mi peristaltismo funciona excelente, y mi tracto digestivo tambien es rocanrolero. El motivo de mi tardanza en tan escatológico sitio de debía a algo más "espiritual"; la lectura.
Si, desde hace algunos años adquirí la muy mal vista costumbre de aprovechar mi estancia en los sanitarios de casa para leer. Así que con el paso del tiempo, los revisteros de nuestros sanitarios se han convertido en libreros. Este peligroso habito lo adquirí en la casa de mis abuelos, donde siempre había revistas viejas, de las décadas de los 30's, 40's y 50's del siglo pasado. Entrar al baño en casa de mis abuelos era entrar al túnel del tiempo. Me gustaba leer de todo en esas revistas, sin embargo siempre me llamó la atención la publicidad contenida, sobre todo aquella hecha a base de dibujos y
textos con características propias del " art decó" . Las fotografías de las artistas y las familias de la "alta sociedad", y el manejo del lenguaje empleado por los articulistas de aquellas épocas.
Este mal lo he contagiado a mi familia. En los sanitarios de casa hay libros que denotan los diversos gustos e intereses de los habitantes de esta casa. Se puede decir que en esta casa nos decidimos por un baño, según la obra que estemos leyendo. Así, en el sanitario que se encuentra cercano a las habitaciones de nuestros amados jóvenes, la mini biblioteca se compone en esta semana de los siguientes títulos; de la Gran Colección de la Literatura Universal (Gallimard / Promexa), el tomo único de Italia que contiene obras de Italo Svevo, Pirandello, Papini, Gadda, Moravia, Pavese Pratolini y Calvino; y el tomo II de Latinoamerica con obras de Azuela, Borges, Carpentier, Onetti, Cortazar, Rulfo, Donoso, García Márquez, Fuentes y Vargas Llosa; La Marquesa de Gange del Divino Marques, Los Ladrones Somos Gente Honrada y El Plano Astral de Jardiel Poncela y Crónicas Italianas de Stendhal.  En el sanitario cercano a nuestra habitación ahora se encuentran; dos capitulos de Episodios Nacionales Mexicanos de Victoriano Salado Álvarez, Discursos de Ignacio Manuel Altamirano, varías revistas de Algarabía y otros ejemplares de Relax (Lectura Terapéutica),  sin faltar un ejemplar de Por Dios que no se entere nadie! de Jardiel Poncela.
Esta escatológica costumbre aun ha sido muy afectada por el creciente uso de la tecnología.

Y no, no es presunción.  Es una satisfacción ver como ciertos placeres nos han contagiado como familia.

Este borrador estaba olvidado en la página del blog,  ahora revisando ciertas cosas lo encuentro y revive la necedad de seguir tecleando, quizá algún día aprenda español y sus reglas y pueda escribir, expresando exactamente lo que quiero.

En tanto debo aceptar que algunas cosas han cambiado,  mis jóvenes han sido atrapados por el estudio y práctica de la medicina, el porcentaje de lectura de ciencia es mayor;  la tecnología nos ha impactado y empleamos una cantidad de tiempo mayor en los mentados "gadgets".   Sin embargo los libros y revistas siguen presentes en los sanitarios.  Los imagino ansiosos, esperando ser alcanzados por una mano, abiertos y acariciados por la mirada de cualquiera de nosotros, justo como hace más de 5 años,  cuando inicié este escrito.