




"Glosto
ra era una marca de crema para peinar en esos tiempos en que la vaselina dominaba el mundo de la moda masculina y en ese tenor se convirtió en un mote para uno de los personajes del grupo los Xochimilcas que no se distinguía por su buen peinado. Los Xochimilcas fue un grupo musical que desde hace muchos años salió del escenario; grupo de excelentes
músicos que tocaban música popular, principalmente tropical, con cierto grado de humor, su vestuario al menos representaba una caricatura de la indiada mexicana, vestidos a la usanza antigua de calzón y camisa blancos. Mientras interpretaban alguna pieza no dejaban de hacer payasadas. Las figuras principales era el trompetista que portaba un sombrero de ala ancha al estilo charro, semejando un mariachi y el famoso Glostora, contrabajista él de mirada perdida y ocurrentes puntadas que se afanaba por realizar piruetas con un contrabajo, El humor era la tónica a susextraordinarias interpretaciones que hacían de la comedia su carta de presentación. (El Cabuche ; Crónicas de la Facultad de Ciencias; El Hijo de El Cronopio No. 267/526)


Sin duda en esta covalecencia del fin del 2006, el conocimiento se posa en mis hemisferios cerebrales causando telúricos movimientos en las dos neuronas que aún logran interconectarse entre los estragos del germánico Alzhaimer.

Pero ya ni llorar es bueno, como dice el economísta, filozoofo y guadalupano poblano Alex Lora
...Y que viva el rocanrrol!
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Postdatota: surfenado por Cyberia, al mejor Beach Boy Style, encontréme con un artículo escrito en Milenio Semanal por el gurú de los
músicos en desgracia o de los rocanrrolleros senéctos (No por que sean seguidores de Séneca, sino por sufrir los estragos del maldoso de Crónos); el tal Jaime Almeida, su artículo que me parece interesante, por el tono irónico empleado, y es complementario del desmadre expresado líneas arriba, va:

En el Origen Fueron Los Xochimilcas
No cabe duda de que en los años 60 existieron personajes extraordinarios que, con sus propuestas visionarias, detonaron cambios culturales y anticiparon la llegada de lo que hoy es nuestro presente.
Entre todas las artes, la música fue durante los sesenta el medio perfecto para comunicar ideas, emociones, frustraciones, anhelos, temores y vivencias a una juventud que comenzaba a ser reconocida como una fuerza social de tremendo vigor.
Los artistas de la música no sólo impactaron a través del sonido sino que también lo hicieron por medio de actitudes y cuestionamientos que pusieron a prueba los valores que, hasta ese momento, habían sido las reglas del juego social. Muchas ofertas musicales se pusieron a prueba. Algunas tuvieron efectos inmediatos, otras desaparecieron, y otras más necesitaron de la acción del tiempo para manifestar su valor y contundencia.
Hoy, a más de 40 años de distancia, es necesario destacar la aportación hecha por un cuarteto fuera de serie. Hay que revalorar la labor de un grupo que se adelantó a su momento y, como suele suceder en estos casos, padeció la crítica de quienes no fueron capaces de comprender la profundidad de su exuberante talento.
Pero el tiempo se ha encargado de poner las cosas en su lugar. Abundan evidencias fehacientes de que esos cuatro artistas legendarios son ahora el modelo que sigue una gran porción de nuestra población. Basta mencionar algunas de sus aportaciones, tanto en la música como en otras áreas, para situar el asunto en clara perspectiva; porque ellos fueron:

—Los adalides que se olvidaron del copete y se peinaron hacia abajo.
—Pioneros en la inclusión de trompeta y otros instrumentos ajenos al rock.
—Anticipados al uso de indumentarias estrafalarias sobre el escenario.
—Críticos mordaces de la sociedad, en una atmósfera de parodia y exotismo.
—Los que definieron roles y arquetipos que hoy están clonados en miles de personas.

Comprendo que para las generaciones más recientes el grupo de Los Xochimilcas es más que desconocido. Qué pena. Estos jóvenes andan por la vida creyendo que Los Beatles inventaron el peinado de trapeador, sin saber que el cuarteto mexicano ya lucía ese corte desde finales de los cincuenta, habiendo tenido como inspiración a los indios tepujas. Esos mismos chavos creen que la trompeta entró al rock co
n bandas como Chicago o Blood, Sweat and Tears sin tomar en cuenta canciones como "Rock Rollin’ Rock" o "Xochimilca’s Rock", que el grupo mexicano grabó desde principios de los sesenta luciendo el metal como los meros buenos.

Y más aún. Ahora, en tiempos del Mundial, hay muchos convencidos de que la última moda del aficionado futbolero consiste en vestirse con camiseta, dejarse crecer la panza, y ponerse un picudo sombrerote zacapoaxtla con la leyenda de "Viva México Ca…". Para comprobarlo basta con ver las graderías de los estadios en cualquier partido de la selección. A esos aficionados les digo que ésta era la moda que lucían Los Xochimilcas desde hace cuarenta años en el Blanquita y en otros escenarios clásicos. Sí, por fin el tiempo da la razón a Los Xochimilcas al demostrar que su estrambótica indumentaria era profética, y tenía como destino representar a México ante el mundo del tercer milenio.
Pero la creatividad visionaria del conjunto alcanzó la cima más alta en su


Su personalidad sonora se basaba en los contrastes. Los ejecutantes no podían ser más opuestos. En la batería estaba un gordo macho y bigotón excedido de adrenalina que golpeaba tambores y platillos como poseído. El bajo lo tocaba un flaco vestido de manta que representaba a un indio ladino lleno de picardía.
Otro flaco tocaba el acordeón. Cabe decir que en aquellos años el acordeón no era tan popular y apreciado como lo es ahora. Entonces se le identificaba como "el piano del pobre". Quién iba a decir que cuarenta años después el público llevaría al instrumento hasta los primeros lugares con el vallenato, el grupero y el norteño. También en este aspecto Los Xochimilcas se anticiparon y abrieron el camino para el sonido urbano de hoy. Por su parte otro gordo, el de la trompeta, coronaba su



Llámele ignorancia. Llámele discriminación o incorrección política. El hecho es que el bajista del grupo provocaba toda clase de reacciones en un público que no estaba acostumbrado a ver sobre el escenario un personaje así. Esta postura artística tuvo que estar llena de valentía si tomamos en cuenta que el bajista no era gay en la vida real. Yo conocí a su familia y fui amigo de uno de sus hijos al que no le gustaba decir que su papá era "ése" de Los Xochimilcas. Ahora debe andar orondo al pensar que su padre fue pionero dentro de esta línea de caracterización.
Ante todo esto no queda más que reconocer la necesidad de i
r pensando en un gran homenaje a Los Xochimilcas. Yo no llegaría al extremo de pensar para ellos un monumento en la Avenida Reforma o en un lugar dentro de la Ilustre Rotonda. Pero sí creo que tampoco podemos dejarlos en el olvido. Su influencia es demasiado evidente y real como para ignorarla.

Ahora, cada vez que usted escuche la radio o vea los canales musicales de televisión, tendrá que reconocer que hoy casi toda la música popular de México es descendiente directa de las fusiones propuestas por Los Xochimilcas. La próxima vez que salga a la calle, al llegar a una esquina concurrida, al observar una parada de microbús, al asistir a un espectáculo masivo, al ver el canal de televisión del Congreso, o al presenciar un mitin político fíjese bien, porque ahí verá a Los Xochimilcas que se han multiplicado como clones por todo el país y hasta han emigrado a países vecinos.
Ya lo dijo el que lo dijo al decir: "El pueblo no tiene lo que se merece. Tiene lo que se le parece". Nosotros mereceríamos ser como Brad Pitt. Pero nos parecemos más a Los Xochimilcas. Así es la vida.
Tal vez en este momento, picado por la curiosidad, algún lector estará pensando entrar a internet para bajar más datos del influyente cuarteto. No lo haga. No pierda su tiempo. Llevo meses intentando reunir la información más elemental sobre el grupo y nada aparece. He hablado con amigos, expertos en la materia, y nada. Es una tristeza. Hay una deuda de justicia con Los Xochimilcas. Es impostergable el rescate de esta parte de nuestra memoria cultural, pues si dejamos que se pierda para siempre ya nadie podrá explicar cómo llegamos al nivel en el que ahora estamos. (Fuente: MILENIO SEMANAL)
Wey, después de leerlo, creo firmaré lo expresado por mi como: ErosGod_Almeida o le exigiré que su artículo lo firme como Axel Almeida.
Las ilustraciones de Elvis y los comicos mexicanos son autoria del Sr. Horacio Sandoval, quien amén de trabajar duro y fuerte en la nueva versión comic de Blue Demon Jr y en el creativo Kaboom, tambien le hace a esto de los blogs; visítenlo en http://lahoachicueva.blogspot.com/
Y para conozcan a The Xochimilcas y gran versión a She loves you, ahí les va el siguiente negligeé y liguero: